Época: arquitectura
Inicio: Año 1200
Fin: Año 1400

Antecedente:
La arquitectura del Gótico Pleno

(C) Francesca Español



Comentario

El Midi lleva a cabo sus propias experiencias arquitectónicas durante el gótico, ajenas totalmente a las que se han realizado en el norte. La catedral de Albi, comenzada hacia 1282 o la iglesia de los Jacobinos (Predicadores) de Toulouse, iniciada a partir de 1292, son los edificios más paradigmáticos de esta escuela, en la que su distancia respecto a modelos anteriores o coetáneos se manifiesta ya en la elección del material constructivo que confiere al acabado de los edificios un sello muy peculiar: el ladrillo.Sin embargo, los rasgos o en todo caso, aquellas particularidades que distinguen estas construcciones de las del norte, se hacen extensibles a la tipología y a las soluciones estructurales. Por ejemplo, Santa Cecilia de Albi es una fábrica de nave única con presbiterio poligonal y capillas alrededor de todo su perímetro, cubierta con bóveda. Frente a la compleja organización de los contrarrestos de las bóvedas que hallamos en el norte, los contrafuertes están integrados aquí en el muro. La consecución de una estructura diáfana parece no interesar espacialmente y las ventanas no son de dimensiones excesivas, con lo cual la sensación de robustez, especialmente desde el exterior, es muy acusada.En la iglesia de los Jacobinos de Toulouse, que se conserva junto con casi la práctica totalidad del convento, los planteamientos estructurales son distintos, pero el recurso al ladrillo condiciona el resultado final, sobre todo en lo que respecta al exterior. La iglesia, contra lo que se había considerado tradicionalmente, no es el resultado de un proceso de obra continuado. Sin embargo, no puede negarse a sus artífices el mérito de haber sabido dotarla de una gran unidad. Es de dos naves, separadas por pilares circulares, extraordinariamente esbeltos, en los que apoyan los nervios de las bóvedas cuatripartitas. En la zona inmediata a la capilla presbiterial, la cubierta se resuelve con una magnífica bóveda en forma de palmera, imprescindible para salvar el espacio poligonal.Plásticamente, tanto este recurso como el interior del edificio en líneas generales, posee una belleza extraordinaria. Las capillas, entre contrafuertes, se alinean alrededor de toda la iglesia y sobre ellas se sitúa una línea de grandes ventanales que propicia la iluminación óptima del mismo. En este sentido su luminosidad tiene poco que ver con la penumbra que preside muchos otros edificios levantados contemporáneamente en esta zona, además de Santa Cecilia de Albi. A pesar de que la solución adoptada en esta iglesia es magistral y no tiene parangón conocido, no acaba de funcionar como lugar de culto. Parece incluso inadecuada para el convento de una orden que fundaba su razón de ser en la predicación contra la herejía. La iglesia de los Jacobinos de Toulouse no puede encajar de ningún modo en el ambiente de los dominicos, de los que se ha dicho incluso que pudieron ayudar a difundir un modelo de iglesia de nave única que no presentaba impedimento visual alguno, y permitía por ello seguir cómodamente la prédica que se desarrollaba en el púlpito.